miércoles, 30 de septiembre de 2009

¿Conoces a mi puño izquierdo? (Una mujer es una formación de compromiso entre la madre y la castración. ¿No sería más correcto decir "una esposa..."?)

"...tenemos una Diótima al alcance de la mano; una Diótima de belleza absolutamente genérica y por ende, reacia a la identificación; una belleza sin un lunar, sin un diente de oro, una belleza en suma, sin señas particulares.
¿Cuáles son tus problemas...?
Y Heliogábalo enumera sus problemas; no es más que uno, a saber: ¿qué haremos mañana?
Entonces nuestra Diótima contesta según el procedimiento mayéutico, esto es, contesta con preguntas:
¿Qué hiciste hasta hoy? ¿A quién redimiste con tus vicios o pervertiste con tus virtudes? ¿A quién insuflaste un prodigioso anhelo o una infinita desesperanza? (...)
Y luego, la misma voz, ya un poco menos maravillosa a consecuencia del esfuerzo, enuncia lo que pudiéramos llamar la parte resolutiva del asunto:
Sabe que el mundo está lleno de alegrías potenciales. Sabe que está lleno de capitalistas que quisieran vivir como el hermano Francisco, en santa pobreza, y de vírgenes que gustosas dejarían de serlo.
ve y libra a los hombres de la tristeza de sus riquezas y a las vírgenes de la pesadumbre de su castidad; vive la vida esplendorosa del bandolero redentor." (Renato Leduc)

Cuentan que alguien dijo: "detrás de un gran hombre hay una gran mujer." Nos parece falso. Una gran mujer, en todo caso, está delante de algún gran hombre, como objetivo. Y entre ambos hay una esposa que da un sentido irónico a la dignidad del triunvirato.
Pero volvamos a Leduc:
"El humilde no está obligado a demostrar nada; puede permanecer callado, incluso en presencia de las mujeres bonitas y de las obras maestras; puede consentir en todos los sacrificioes que el mundo quiera imponerle, porque luchar sería heroísmo y heroísmo es jactancia; pero llegado el caso, puede también eludir el sacrificio, porque jactarse de mártir sería, de las vanidades, la peor. (...)
Esta doncella tiene razón, pero no se dirige a mí; sin embargo, ya dijo el poeta: al que le venga el saco, que se lo ponga."
"¡Oh Vanidad, causa primera!" (Valéry)

1 comentario:

  1. " la verdad es que ni tu eres una musa ni yo soy un poeta" dicho eso se fue a dormir

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