Tal vez sea cierto
que no hay diferencia
entre amar y servir en la guerra,
quiero decir...
heme aquí
(otra vez)
dócil
como soldado de a pie,
incansable,
hambriento, sudoroso,
imaginándome caudillo
de un ejército imbatible,
glorioso, sanguinario,
para conquistar
tus pródigos valles,
tus áridas mesetas,
tu costa húmeda y salada,
soñándome animal de guerra
sobre tu vencida espalda.
Quizás sea cierto
porque
de noche
tu vientre es campo de batalla;
tu frente,
un dictador
y tus ojos son
dos naciones oprimidas,
hostiles a fuerza de callar.
Mi avanzada, entonces,
será agresiva, artera,
inmisericorde;
abatiremos los muros
de tu plaza fuerte,
devastaremos
la provincia austral
y extinguiremos la llama
en tu nicho de Vesta;
así que
retrocede,
ocúltate, atrinchérate
(no importa)
resguarda, si prefieres,
tu cuartel...
qué más da
si el corazón coraza
se ha partido
("¿es eso nacer?"),
si el coronel corazón
te ha traicionado,
si tus labios
han sido ya heridos,
si el silencio delata
que tus ejércitos
ya se han rendido.
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La rendicion no és solucion
ResponderEliminarEl desierto al desertor
Las trincheras son inhóspitas
Todas las noches busca
la tierra de nadie
Despliega su exército
de capacetes blancos
para una guerra
sin ganadores ni perdedores
porque la salvacion
está en sus manos...
Órale, qué buena onda. Sé que cometo el mismo descuido (o el mismo acto de generosidad) al no indicar quién es el autor de "El amor es la guerra", pero me gustaría saber quién es el autor de las líneas que compartes. Hasta pronto. Gracias.
ResponderEliminarPues al igual que creo que esas primeras sean tuyas, son mias las segundas, aunque alguien ya dijo o escrivio que ya todo fue escrito y que nada ya queda por decir o escrivir...
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